viernes, 6 de julio de 2012

MIL VUELTAS....

Ahora que está tan de moda hablar de (y compararse con) Alemania, voy a llevar el tema a mi terreno para comentar otro aspecto en el que nos dan mil vueltas por goleada (y no se trata del fútbol, claro está).
Situación nº1: Hace algunos fines de semana tuve ocasión de asistir a un evento en una terraza “de moda” madrileña, ubicada en pleno Paseo de la Castellana. Hasta ahí todo correcto: gente guapa, copas, buen ambiente…¿buena música? ¿y la música? Ya decía yo que se echaba algo de menos…¿cómo es posible que en una discoteca no haya música? La respuesta de un relaciones públicas fue, sencillamente, que la música al aire libre es molesta para los vecinos…¿pero de qué vecinos estábamos hablando, si nos encontrábamos en un edificio de oficinas?
Situación nº2: Un antiguo jefe mío y próspero empresario del mundo de la hostelería y noche santanderina, hace algunos años inauguró uno de los locales más conocidos de Santander(tanto por su increíble terraza como por su restaurante y por el ambientazo que allí se respira cada noche durante todo el verano). Por desgracia, y gracias a la infame burocracia y al “paletismo” generalizado, dicho templo corre peligro de cerrar por las dificultades varias a las que se enfrenta a la hora de conseguir las licencias de turno…
Situación nº3: En abril llega a mis manos la siguiente noticia: “Berlín subvenciona el techno”.
Sin entrar en muchos detalles, cito literalmente un fragmento de la noticia publicada en El País (y os dejo el enlace por si queréis echarle un vistazo):
[…] La gran coalición regional entre el socialdemócrata SPD y el centro-derecha democristiano (CDU) concederá un millón de euros a un Consejo Musical para proteger la música popular en la capital alemana. Esto incluye la legendaria red de clubes berlinesa. A fin de cuentas, la ciudad depende cada día más del turismo […]”
Situación nº4: Berlín, 1 de mayo de 2012 (o de cualquier otro año). Se celebran varios eventos al aire libre, y me refiero a manifestaciones políticas (que también las hay, y de ideologías varias) sino de eventos musicales. El motivo, permitir que aquellos que realmente quieran celebrar dicha fecha, no se dediquen a organizar manifestaciones (más o menos violentas) sino que puedan hacerlo disfrutando de algo que ya forma parte del patrimonio cultural de dicha ciudad: la música electrónica y los clubs.
Os dejo un vídeo de uno de los eventos, para que podáis cotillear…
Podría poner más y más ejemplos, pero creo que estos cuatro son bastante explicativos. Si bien es cierto que España y Alemania son países muy diferentes (y me temo que, nos guste o no, son bastante más “civilizados” a la hora de salir de fiesta) existe un elemento en común que es la importancia del ocio y del turismo en la economía de ambos. Al contrario de lo que ocurre en España, las instituciones alemanas han optado por integrar este elemento en el patrimonio cultural y económico del país (pues no olvidemos que este tipo de eventos y locales atrae a un gran número de adeptos que mueven el turismo y, por tanto, la economía). Sin embargo, en España, los empresarios de la noche (y ya no me refiero únicamente a los relacionados con el mundo de la electrónica sino con cualquier tipo música) han de enfrentarse cada día a los problemas administrativos y a las restricciones constantes de horarios, espacios, consumo de bebidas y sonido. Por favor, seamos realistas…¿nadie se da cuenta de que esta actitud va en contra del ocio y el turismo, que es uno de los principales motores de la economía española?
Está claro que lo fácil es reprimir aquello que “no gusta”, en lugar de integrarlo, y si lo hacemos en lo personal, ¿cómo no lo vamos a replicar en lo institucional? Alemania nos da mil vueltas…

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