viernes, 6 de julio de 2012

MIL VUELTAS....

Ahora que está tan de moda hablar de (y compararse con) Alemania, voy a llevar el tema a mi terreno para comentar otro aspecto en el que nos dan mil vueltas por goleada (y no se trata del fútbol, claro está).
Situación nº1: Hace algunos fines de semana tuve ocasión de asistir a un evento en una terraza “de moda” madrileña, ubicada en pleno Paseo de la Castellana. Hasta ahí todo correcto: gente guapa, copas, buen ambiente…¿buena música? ¿y la música? Ya decía yo que se echaba algo de menos…¿cómo es posible que en una discoteca no haya música? La respuesta de un relaciones públicas fue, sencillamente, que la música al aire libre es molesta para los vecinos…¿pero de qué vecinos estábamos hablando, si nos encontrábamos en un edificio de oficinas?
Situación nº2: Un antiguo jefe mío y próspero empresario del mundo de la hostelería y noche santanderina, hace algunos años inauguró uno de los locales más conocidos de Santander(tanto por su increíble terraza como por su restaurante y por el ambientazo que allí se respira cada noche durante todo el verano). Por desgracia, y gracias a la infame burocracia y al “paletismo” generalizado, dicho templo corre peligro de cerrar por las dificultades varias a las que se enfrenta a la hora de conseguir las licencias de turno…
Situación nº3: En abril llega a mis manos la siguiente noticia: “Berlín subvenciona el techno”.
Sin entrar en muchos detalles, cito literalmente un fragmento de la noticia publicada en El País (y os dejo el enlace por si queréis echarle un vistazo):
[…] La gran coalición regional entre el socialdemócrata SPD y el centro-derecha democristiano (CDU) concederá un millón de euros a un Consejo Musical para proteger la música popular en la capital alemana. Esto incluye la legendaria red de clubes berlinesa. A fin de cuentas, la ciudad depende cada día más del turismo […]”
Situación nº4: Berlín, 1 de mayo de 2012 (o de cualquier otro año). Se celebran varios eventos al aire libre, y me refiero a manifestaciones políticas (que también las hay, y de ideologías varias) sino de eventos musicales. El motivo, permitir que aquellos que realmente quieran celebrar dicha fecha, no se dediquen a organizar manifestaciones (más o menos violentas) sino que puedan hacerlo disfrutando de algo que ya forma parte del patrimonio cultural de dicha ciudad: la música electrónica y los clubs.
Os dejo un vídeo de uno de los eventos, para que podáis cotillear…
Podría poner más y más ejemplos, pero creo que estos cuatro son bastante explicativos. Si bien es cierto que España y Alemania son países muy diferentes (y me temo que, nos guste o no, son bastante más “civilizados” a la hora de salir de fiesta) existe un elemento en común que es la importancia del ocio y del turismo en la economía de ambos. Al contrario de lo que ocurre en España, las instituciones alemanas han optado por integrar este elemento en el patrimonio cultural y económico del país (pues no olvidemos que este tipo de eventos y locales atrae a un gran número de adeptos que mueven el turismo y, por tanto, la economía). Sin embargo, en España, los empresarios de la noche (y ya no me refiero únicamente a los relacionados con el mundo de la electrónica sino con cualquier tipo música) han de enfrentarse cada día a los problemas administrativos y a las restricciones constantes de horarios, espacios, consumo de bebidas y sonido. Por favor, seamos realistas…¿nadie se da cuenta de que esta actitud va en contra del ocio y el turismo, que es uno de los principales motores de la economía española?
Está claro que lo fácil es reprimir aquello que “no gusta”, en lugar de integrarlo, y si lo hacemos en lo personal, ¿cómo no lo vamos a replicar en lo institucional? Alemania nos da mil vueltas…

viernes, 29 de junio de 2012

LAS "CUTRECES" TECNOLÓGICAS PASAN FACTURA

Leyendo un caso práctico sobre el proceso de implantación de un ERP (“Enterprise Resource Planning”) en la empresa Gastón y Daniela en el año 1998, no he podido evitar sentirme identificada en algunas de las situaciones y comentarios que en dicho documento se mencionan. Es verdad que la empresa en la que trabajo (del sector banca) no tiene mucho que ver con una empresa del sector textil, pero se trata de empresas españolas 100% donde cualquier cambio organizativo o material supone una hecatombe (especialmente si ello afecta al número de visitas diarias a la zona de “vending”).
Lo cierto es que no me parece justo entrar a a valorar si en el caso de Gastón y Daniela se hicieron las cosas bien o mal a la hora de implantar el ERP (nadie nace sabiendo y menos aún en temas de innovación tecnológica, materia que además en el año 1998 era casi una desconocida, al estar muy limitados tanto la información sobre la misma como el acceso a los propios sistemas). No obstante, sí que podría señalar una serie de actuaciones (presentes tanto en el caso de Gastón y Daniela como a nivel general, en la mayoría de las empresas españolas) que podrían clasificarse como de “mejorables” o “a evitar en el futuro”.
Quizá el principal “comportamiento a mejorar” de Gastón y Daniela fue la pérdida de perspectiva de la empresa, dejando de lado el espíritu emprendedor, la orientación al cliente, la búsqueda de calidad y la innovación (pilares básicos de la cultura de esta empresa desde su origen en 1876). Si bien estos principios no dejaban de estar presentes, a priori, en todo lo relacionado directamente con el objeto del negocio (las telas), se olvidaron que los mismos habían de aplicarse en todos los ámbitos de la organización. El sistema informático era una pieza clave en el desarrollo del negocio (aunque directamente no tuviese mucho que ver con el mundo de las telas), y ellos no fueron capaces de verlo hasta que la situación se les fue de las manos.
Otra “actitud a corregir” fue la pasividad ante una situación o sistema organizativo que hace aguas pero no sobrevive (algo bastante habitual en las empresas españolas). El razonamiento de “si algo funciona como está, ¿para qué complicarse la vida?” y el eterno miedo al cambio (que no es otra cosa que miedo a perder la “estabilidad” que proporciona el hacer las cosas como se ha hecho “toda la vida”, y que sufro cada día en el banco) es lo que hace que al final la situación empeore cada día y llegue a un punto en el que solucionar los fallos se convierte en una misión casi imposible.
Y otra de esas “actitudes a mejorar” fue el intento de escatimar en gastos desde el principio, instalando ordenadores de baja calidad, completando los sistemas informáticos con productos de “fabricación casera”, y dejándose dominar por Nixdorf (proveedor de servicios informáticos que dejaba bastante que desear). Todas estas soluciones “parche” que, a priori, eran suficientes y no suponían un coste excesivo, no hacían sino incrementar la inoperatividad del sistema informático y, a la larga, la ineficiencia de la empresa a todos los niveles (como dirían en algunos foros, fueron unos “cutres”). Pero esto es lo que hay, insisto, porque yo estoy harta de ver a los de mantenimiento reparando las impresoras y los ordenadores ante las miradas asesinas de mis compañeros, cuando lo lógico sería que, en lugar de perder casi una hora diaria en impresiones fallidas o en reiniciar sistemas tuviésemos acceso a equipos actualizados…lo dicho, CUTRES.
Ahora bien, algo en favor de Gastón y Daniela puedo decir, y es que, al menos, decidieron dar el paso y cambiar todo el sistema (fueron unos valientes, asumieron el riesgo que suponía tal cambio a nivel organizativo frente a los clientes en aras de una mejora a medio y largo plazo, y ello se reflejó en la cuenta de resultados de 1999).
¿Escogieron bien a la empresa que implantó el ERP? A priori parece que no, dadas las quejas constantes, pero es cierto que lo habitual es que la gente proteste por vicio en situaciones de este tipo (más aun cuando los cambios afectan a su rutina diaria y exigen cierto grado de implicación para que el proyecto salga adelante). Sin embargo, vistos los resultados del ejercicio, parece que las cosas no fueron del todo mal. De hecho, la empresa continúa existiendo, y creo que ello no habría sido posible si hubiese continuado con un sistema tan caótico como el que tenían (o con un “amago” de ERP que no hubiese cumplido sus objetivos de forma satisfactoria).
¿Quizá tenían que haber reaccionado antes? Puede ser, pero el caso es que lo hicieron. Que no supieran valorar la necesidad invertir desde el principio en equipos en condiciones y en un sistema tecnológico “de verdad” es de extrañar (pues siempre fueron una empresa puntera, con ganas de innovar y de expandirse internacionalmente), pero al menos salieron del paso y ahí siguen.

viernes, 1 de junio de 2012

Facebook: ¿pelotazo o batacazo?

En marzo de 2011 saltó la noticia de que la valoración de Facebook se disparaba (alcanzando un precio de 34 dólares por acción en Sharespost, un mercado secundario americano de acciones no cotizadas). Seis meses antes, las mismas acciones se vendían a la mitad. Un año y medio después, Facebook sale a bolsa y comienza a cotizar en el Nasdaq a un precio de 38 dólares por acción. “Vaya pelotazo”, pensaron muchos, “es el negocio del año”. Sin embargo, las expectativas de subida de las acciones de Facebook hasta el infinito parece que no se cumplen…no sólo su precio está cayendo, sino que incluso se habla de una conspiración en la que, por supuesto, los villanos son los bancos de inversión que lideraron la salida a bolsa. ¿Y la gente se sorprende? Está claro que a todos nos gustaría ser Warren Buffet y acertar en nuestras inversiones (y digo “nos” porque hasta yo misma he tenido mis más y mis menos con la bolsa). Sin embargo, a la hora de invertir, muchos nos dejamos llevar por la moda, y olvidamos que esto de los mercados es algo muy volátil, y que el hecho de que una red social esté de moda entre los usuarios no garantiza que la compañía tenga valor o sea capaz de generar grandes ingresos que justifiquen el precio de sus acciones.
En poco más de dos semanas, los titulares relativos a Facebook han cambiado radicalmente…ya no se habla del esperado crecimiento del valor de Facebook, sino de la burbuja de las redes sociales. Y quizá dentro de otras tres semanas el discurso sea completamente distinto, pero eso no podemos predecirlo, ni hoy ni nunca. Es parte del juego de la bolsa (¿no sugiere nada el nombre de “renta variable”?), y no podemos echar la culpa a los bancos de inversión de una manipulación que, si bien es muy probable que haya estado ahí (en la historia de Facebook y de otras tantas compañías que han salido a bolsa en los últimos tiempos), no invalida el hecho de que cada uno es responsable de lo que hace con su dinero y asume un riesgo del que no vale renegar cuando la jugada sale del revés. Creo que las redes sociales están sobrevaloradas, y a pesar de que su utilidad es enorme y nos hacen la vida más fácil, quizá su capacidad de generar ingresos no sea proporcional a su popularidad (y son los ingresos lo que se ha de tener en cuenta a la hora de invertir o no en una compañía).
Las burbujas siempre han existido, y continuarán, porque creo que son parte del juego de la especulación (que parece divertido y fácil hasta que éstas explotan). Pero quizá, si en lugar de dejarnos llevar por modas “inversoras” y creernos a ciegas lo que afirman los medios de comunicación y los bancos de inversión, nos informásemos un poco más acerca de la compañía y lo pensáramos dos veces antes de invertir “porque sí”, habría menos sorpresas ante hechos como el de Facebook. Yo no tengo ni idea de valoración de empresas, y mucho menos de redes sociales, pero si se me pasase por la cabeza la idea de invertir en una de estas compañías sin haberme informado lo suficiente, las pataletas “post-caída de precios” de poco me iban a servir…

miércoles, 23 de mayo de 2012

GRANDE ROBERT!

Hoy es el aniversario del nacimiento de Robert Moog, creador del sintetizador. Gracias a su invento, la música (y no sólo la electrónica pura) se ha desarrollado hasta límites insospechados.

Aquí dejo su biografía, y un enlace a la página de su gran invento,  por si alguno se aburre y le apetece echarle un vistazo...



Como detalle curioso, Google ha querido rendirle un pequeño homenaje con esta simulación:


GRANDE ROBERT!

viernes, 18 de mayo de 2012

GOOGLE+….¿MÁS GOOGLE?

Hace casi un par de años recibí un correo de invitación para unirme a la red social que Google “acababa de lanzar, de forma muy exclusiva”. Al menos esas fueron las palabras que mi amigo utilizó para referirse a Google+, nueva red social que, según él, iba a ser la competencia directa de Facebook. Hice caso omiso a la invitación, quizá por falta de tiempo, o quizá más bien por pereza (si ya tenía una cuenta en Facebook, ¿para qué iba yo a necesitar unirme a otra red social que, además, no ofrecía nada nuevo a las alternativas de Facebook? “Pereza”, sí, esa era la palabra que describía a la perfección mi actitud ante la perspectiva de crear un nuevo perfil en un nuevo colectivo virtual (cuya finalidad principal ya estaba más que cubierta gracias a Facebook). “¿Para qué necesito otra red social? ¿Y qué pinta Google creando una red social si es un buscador de información?” pensé. Sin más, rechacé la invitación de mi amigo y seguí “creciendo” virtualmente a través de Facebook (añadiendo unas dosis de Linkedin para darle un toque de seriedad a mi incipiente “networkinismo”).

Sin embargo, cuando unos meses después comenzó a extenderse el uso de Gmail entre mis allegados, la idea de crearme una cuenta de correo adicional a mi “Hotmail de toda la vida” no me pareció descabellada (de hecho, lo hice tan pronto como supe que la capacidad de Gmail era superior a la de otras cuentas de correo electrónico). No obstante, aunque cambiar de cuenta de correo podía ser una lata, el cambio era tan simple como enviar un correo a todos mis contactos con mi nueva dirección, y seguir manteniendo ambas cuentas por si acaso (ya que ninguna era excluyente de la otra). Continuando con la “googlelización”, posteriormente me abrí una cuenta en Youtube (en aquel momento sin saber que pertenecía a Google) para poder compartir vídeos con mis amigos, escuchar música y crear mis propios vídeos, pero no volví a pensar en Google+ hasta hace un par de semanas. Ahora bien, ¿por qué Gmail y Youtube sí y Google+ no? ¿Qué era lo que “fallaba” con la nueva red social de Google? Y lo que es más, ¿por qué esa pereza de la que hablaba al principio continúa presente hoy, a pesar de haberme unido a Google+ hace algunos días (pereza que se traduce en una falta de uso total)?

Quizá mi postura es muy particular, o quizá no lo es tanto, pues mi pereza ante Google+ se alimenta en gran medida de la falta de uso del resto de mis contactos (la mayoría de los cuáles, además, tiene perfil en Facebook). La respuesta es muy sencilla, y es que para mí no supone lo mismo un cambio en una herramienta de trabajo (como puede ser un buscador o un correo electrónico), que el cambio de “identidad virtual” y de “ciberamigos” que implica cambiar de red social. Y hablo de cambio de red social en lugar de uso simultáneo de dos redes sociales porque, a diferencia de lo que ocurre con otras redes como Linkedin o Twitter, que ofrecen algo diferente al servicio ofrecido por Facebook, en el caso de Google+ no soy capaz de captar el valor añadido de esta nueva red (porque su finalidad no es dar un nuevo servicio, sino únicamente arrebatar usuarios a Facebook). De modo que, ante esta disyuntiva, me quedo con mi querido Facebook, al que prometo serle fiel tras varios años haciendo amigos, subiendo fotos, actualizando estados y demás tonterías que, sin querer, se han convertido en parte de mi rutina. 

Google para mí nunca va a dejar de ser un buscador, o mejor dicho, “El Buscador” (no olvidemos que en España la cuota de uso de Google respecto de la de otros buscadores está en torno al 90%). Si bien es cierto que hay otros buscadores disponibles, como “Ask”, “Yahoo”, “Bing” o el propio buscador de Facebook (que casualmente está siendo mejorado para competir con Google), utilizar uno u otro dependerá de la rapidez del mismo y del número y exactitud de los resultados (teniendo en cuenta además que el esfuerzo que me supone cambiar de uno a otro es prácticamente nulo). Gmail no está mal, y además nada me impide utilizar a la vez mis cuentas de Gmail y Hotmail, sin que una excluya a la otra. Youtube me parece una genialidad, y además el servicio que ofrece poco tiene que ver con el de una red social “tradicional”. Google Chrome es un navegador excelente, y Blogger me parece una herramienta muy útil (he aquí la prueba fehaciente). Pero cambiar de red social “social” ya son palabras mayores, porque ello implica salir del círculo amistoso de Facebook, crear un nuevo perfil, invertir tiempo en personalizarlo y mantenerlo actualizado, y renunciar a todos aquellos amigos virtuales que opten por no ser parte de Google+…Y eso para mí es más una “lata” que algo “interesante” o “novedoso”, porque en cierto modo supone renunciar a algo más que una herramienta…el vínculo con Facebook roza el plano emocional, y cambiar de red social supone renunciar a una pequeña parte de mi “yo” virtual.

Por otro lado, creo que Google está invadiendo todos los ámbitos de la red, con el consiguiente dominio de la información que ello conlleva (que en el fondo no es más que la llave mágica hacia el poder de los medios de comunicación y al control de la sociedad). Ahora no sólo se centra en afianzar su dominio en las áreas en las que ya es fuerte (como proveedor de correo electrónico) o líder (como buscador), sino que además intenta competir directamente con Facebook en el ámbito de las redes sociales “sociales”... ¿qué es lo siguiente? ¿Google Bank? Yo no termino de verlo claro, porque además de tener Google hasta en la sopa, Google va a saber más de nosotros que nosotros mismos (y eso no me hace mucha gracia). A riesgo de parecer radical, sencillamente, “paso de Google+”.

martes, 8 de mayo de 2012

UNA PEQUEÑA CURIOSIDAD...

Quizá muchos ya lo habréis visto, porque se trata de un vídeo de 2009, pero me ha parecido muy curioso y lo comparto con vosotros.

VER VÍDEO: PIANO STAIRS

El vídeo dura menos de 2 minutos, por lo que no da nada de pereza verlo....es un buen ejemplo de cómo la música puede hacer cambiar el chip de la gente (y de cómo un pequeño cambio de chip hace que algo pase de ser una "lata" a ser algo divertido).

Enjoy it!!

sábado, 5 de mayo de 2012

LOS MASTERS DEL (FIN DEL) UNIVERSO

Hace algunas semanas, en una de esas charlas filosóficas que surgen un sábado de madrugada volviendo a casa, un par de amigos y yo empezamos a divagar acerca de la profecía maya del fin del mundo (según la cual, hacia el 21 de diciembre de 2012, el mundo desaparecerá). Lo cierto es que no soy muy dada a creer en profecías, supersticiones y demás, ya que intento pensar en presente (y porque, si por profecías fuese, el mundo ya se habría acabado unas cuantas veces). No obstante, no pude evitar pensar por un momento qué pasaría si eso fuese verdad…porque, entre otras cosas, ¡no me daría tiempo a terminar mi máster! Aunque ese pensamiento duró unos pocos minutos, a raíz de un par de “hechos inspiradores” (a saber, dos clases sobre avances tecnológicos y un libro de Daniel Pink titulado “Una nueva mente”), enlacé varias ideas que desde hace tiempo circulaban por mi cabeza y terminé construyendo mi propia teoría acerca de lo que va a pasar (o, mejor dicho, acerca de lo que está pasando).

 Estamos en un momento de la historia en el que la mayoría de la población (o al menos, de nuestro mundo “desarrollado”) tenemos acceso a un nivel tecnológico, material y de conocimiento tal que los caracteres que antes marcaban la diferencia entre unos grupos y otros han perdido su exclusividad. Hace algunos años, el tener estudios era un “plus” a la hora de buscar trabajo y mejorar la posición social. A base de medir, cuantificar, analizar, comparar y optimizar resultados mediante la especialización, era bastante “previsible” (o, al menos, eso se pensaba) el modo en que los individuos podían mejorar su posición social y ganar más dinero. El acceso a una educación “de calidad”, basada en un alto nivel de medios técnicos y humanos, y un elevado grado de conocimiento acerca de una o varias materias en concreto parecía la clave para labrarse un buen futuro (yo misma, sin ir más lejos, no he dejado de estudiar desde que terminé el colegio, pasando por la universidad, un par de másters previos y, ahora, un MBA). 

Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, creo que pesar de todo este desarrollo nos encontramos en el fin de una etapa que los mayas denominaron “el fin del mundo”. La omnipresente “crisis financiera” ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de un sistema que creíamos infalible. Además, el desarrollo tecnológico, unido al período de abundancia material que precedió a la crisis, y al cambio drástico en la situación socioeconómica y vital de muchas personas en el momento actual, han motivado un cambio en los valores y en el propio concepto de valor que marcan el fin de “nuestro mundo” y el comienzo de una nueva etapa (siempre y cuando la profecía maya no se cumpla de forma literal y el universo desaparezca de verdad). 

Gracias al desarrollo económico y tecnológico, el acceso a la cultura y a la información se ha globalizado, por lo que la formación y el conocimiento han perdido su carácter de exclusividad. Asimismo, gracias a las nuevas tecnologías, muchos trabajos que antes requerían de un alto grado de formación técnica pueden realizarse por máquinas y programas informáticos, de modo que su valor añadido se ha reducido casi por completo. Todo esto, unido a la recesión económica actual, ha provocado un cambio en los valores y en la conciencia social cuya consecuencia es que, cada día con más fuerza, se priman la empatía, la creatividad, el crecimiento a nivel interno y la inteligencia emocional por encima de factores como el grado de conocimiento técnico, la competitividad, las calificaciones académicas, los ratios de productividad, la especulación…. No quiero decir que estos últimos elementos hayan perdido su valor por completo, sino que han cedido parte de su protagonismo a otros que, como diría Daniel Pink en su libro, proceden del “lado derecho del cerebro”. Un claro ejemplo es el hecho de que negocios muy rentables han sido reemplazados por otros más desarrollados pero sin ánimo de lucro, poniendo el foco del valor en la globalización del conocimiento y en la cooperación más que en los ingresos económicos. 

Y, ante este cambio radical (o “fin del mundo”), ¿tiene sentido estudiar un máster o estoy perdiendo el tiempo? Por suerte la respuesta la tengo clara, y es que nada puede resultar una pérdida de tiempo si se le da el enfoque adecuado. Si bien es cierto que un máster hoy en día no es algo exclusivo o garantiza una mejora profesional a corto plazo, no todo lo que se aprende es conocimiento puramente técnico. Ante este “fin del universo” en el que nos encontramos ahora, es importante que, además de adquirir conocimientos, seamos capaces de desarrollar perspectiva, flexibilidad mental y otras capacidades o habilidades sociales más allá de los números, las leyes y la pura teoría. No va a ser tan fácil como antes “prosperar” en el sentido “tradicional”, porque ahora el “éxito” no va a medirse tanto en euros o en categorías “senior” o “junior” dentro de las organizaciones. El éxito ante este "fin del mundo" va a depender en gran medida de la capacidad de mejorar a nivel interno, de conocerse a uno mismo, de interactuar con los demás, de aceptar y adaptarse al momento presente generando nuevos valores y oportunidades (y, por supuesto, aprovechando al máximo y aplicando los conocimientos técnicos adquiridos en clase!). 

Quizá todo esto pueda parecer una tontería, pero, sinceramente, ante la alternativa de una tormenta solar o de una nueva glaciación, prefiero pensar que este cambio es el “fin del mundo” al que los mayas hacían referencia en su profecía.

martes, 1 de mayo de 2012

LA DISRUPCION TECNOLÓGICA Y LA MÚSICA: MÁS ALLÁ DE LA FORMA

Resulta increíble cómo el desarrollo tecnológico ha irrumpido en el mundo “tradicional” de la industria musical, y cómo ello ha tenido un efecto disruptivo a todos los niveles. No es necesario detallar cómo la tecnología digital ha provocado una disrupción en la forma de crear, producir y distribuir música porque en este momento todos somos partícipes de este cambio. Para muchos está siendo una “tragedia”, ya que el papel de productores, discográficas, distribuidores minoristas, fabricantes de CD, managers, y otros actores varios, ha perdido su razón de ser ante la llegada de las plataformas on-line como “Beatport” (http://www.beatport.com), los ordenadores personales y el software musical al alcance de casi cualquier usuario y las páginas de descargas legales como “Soundcloud” (http://soundcloud.com), por citar algunas de ellas.

Puede que se trate de una opinión muy personal y discutible, pero creo que gracias a estos avances tecnológicos y a esta disrupción, la música se está liberando a todos los niveles. Hace algunos años, adquirir un disco de vinilo, una cinta de música o, a posteriori, un CD, era algo que cualquier consumidor hacía por mero entretenimiento. La música era un bien de consumo más, una forma más de ocio, un producto por cuyo uso y disfrute había que pagar un precio (ya fuese en directo o ya fuese adquiriendo el producto a través de cualquier soporte físico). Sin embargo, gracias a los nuevos formatos digitales, a las redes sociales y plataformas virtuales y al acceso a internet de la mayoría de las personas, se ha producido una disrupción tecnológica que no sólo ha afectado a la forma de adquirir y disfrutar la música, sino a su propia esencia. Hasta hace algún tiempo, crear y distribuir música era una tarea exclusiva de artistas, managers, discográficas y tiendas de distribución, ¿pero ahora? ¿Quién no es capaz de descargarse de la red los temas de sus artistas favoritos? Y voy más allá, ¿quién no tiene la posibilidad de crear música? Gracias a los formatos digitales y a los ordenadores personales (ya ni siquiera hago mención a sintetizadores, mesas de mezclas y demás complementos propios de los “profesionales” de la música) cualquiera de nosotros puede crear “tracks” a nivel de usuario con determinados programas.

A mí esto me hace pensar en muchas cosas que hasta hace poco no me había planteado... ¿es la música algo más que una simple herramienta de ocio? No olvidemos que la música es capaz de estimular al ser humano a niveles que otros estímulos no llegan, puede cambiar estados de ánimo, puede hacer reír, llorar, sentir…e incluso curar. También puede unir a multitudes, transmitir sensaciones y permitir una conexión con uno mismo (simplemente escuchando y cerrando los ojos) a la cual es complicado llegar a través de otros mecanismos.

A riesgo de parecer idealista, cursi o filosófica, confieso que para mí la música es un lenguaje universal, una herramienta de comunicación tan poderosa como la palabra (hablada o escrita). Gracias a la disrupción tecnológica y al consecuente acceso masivo de la población a todos los niveles del proceso de creación, distribución y aplicación (o interpretación) de la música, ésta está recuperando su verdadera naturaleza: la de ser un lenguaje universal al alcance de todos. Si bien esta disrupción puede tener consecuencias (que no quiero etiquetar de positivas o negativas) en la actual industria discográfica, no es menos cierto que la sociedad evoluciona a un ritmo de vértigo y que, por tanto, dicha industria está destinada a adaptarse a la nueva situación.

Creo que el efecto de la disrupción tecnológica tiene un alcance que va más allá de la forma (es decir, más allá del cómo se crea, se produce o se distribuye la música). Ahora todos podemos crear y compartir música casi en tiempo real, por lo que hemos llegado al fin de la exclusividad y de la relación de dependencia entre creadores, productores y público. La forma, como soporte y como modo de hacer las cosas ha cambiado, está cambiando, y seguirá haciéndolo en los próximos años.
En este momento la música está más presente que nunca en nuestro día a día, gracias a la diversidad de medios y formatos para poder disfrutarla. Y esto significa, básicamente, libertad, tanto de creación, como de difusión y disfrute. Será necesario adaptarse a esta nueva situación, mediante cambios legislativos, nuevas formas de que los profesionales de la música aporten valor añadido a su producto (especialmente proporcionando soportes adecuados de difusión y facilitando interpretaciones de calidad) y, sobre todo, un cambio de mentalidad.

Quizá llegue el momento en el que se invierta el proceso de “creación – distribución- disfrute- experiencia”, y lleguemos a una situación en la música se “autogenere” a partir de aparatos conectados al ser humano (al igual que existen los polígrafos) y sirva para diagnosticar enfermedades e interpretar estados de ánimo. Como curiosidad, hace algunos años (1977) Steven Spielberg lo tuvo claro, y en su película "Encuentros en la Tercera Fase" los humanos utilizaban la música (¿electrónica?) como herramienta de comunicación con los extraterrestres (como apunte curioso, os dejo el vídeo de la escena: http://www.youtube.com/watch?v=H4Kgzn3tDQU&feature=related ).


Está claro que todo esto son meras hipótesis, pero ¿quién sabe? Por ahora, ¡disfrutemos de la música! 

miércoles, 25 de abril de 2012

Por amor al arte..."musicoelectrónico"

Hola a todos:
Con este pequeño mensaje simplemente quería presentar mi blog. Como amante incondicional que soy de la música electrónica y de todo el universo que se genera a su alrededor, aprovecharé esta iniciativa "electrónicoliteraria" para compartir mis experiencias musicales y hallazgos que, como buena "freaky", descubro casi a diario navegando por la red. Este blog espero me sea de ayuda en mi pequeña cruzada personal por dar a conocer el mundo de la música electrónica (muy infravalorado en España, a pesar de ser "cultura" en otros países europeos) a todos mis allegados, para que, al menos, no me etiqueten de "macarra" o similar cada vez que me emociono cuando hablo de Ibiza, de mis artistas favoritos o del cartel de un famoso festival en Alemania...
Además de lo anterior, creo que este blog será una muy buena excusa para escribir (cosa que siempre  me ha encantado pero que, por desgracia, y debido al exceso de carga "redactora" que conlleva mi trabajo actual, estaba empezando a aborrecer y dejar de lado). Quizá es el momento de volver a disfrutar (como en el "cole") escribiendo acerca de y compartiendo información sobre temas que me apasionan y que en determinados ámbitos son desconocidos o incluso están "mal vistos".
¡SEGUIMOS EN CONTACTO!
Paula